Todos los músicos, a la hora de crear su más o menos trascendental obra, quieren ser originales. Ya sea en una canción grabada en el dormitorio, una maqueta de local de ensayo o una superproducción de estudio, queremos que las composiciones sean nuevas, que sean diferentes, que inventen. Sin embargo, además de las maneras que tenemos forjadas en nuestro aprendizaje (tocando a nuestros artistas favoritos), tenemos un subconsciente que nos puede influir a la hora de disfrutar con lo que hemos escrito. Sucede y ha sucedido en la historia de la música prácticamente desde que esta existe, y no lo podemos evitar.
No vamos a relatar aquí los hitos más sonados sobre plagios musicales, algunos con juicios y sentencias de por medio. En este enlace hay una buena relación si os interesa. Y además existe el nebuloso mundo de los homenajes, falsos o reales, o la intertextualidad. Existe, por otro lado, un fenómeno llamado ‘criptoamnesia’, que podríamos considerar como ‘plagios involuntarios’ en los que, sin querer, repetimos un patrón creativo que ya conocemos sin ser conscientes de ello. De estas y otras cosas nos ocupamos en las asignaturas de composición y armonía de la escuela.
Hoy os vamos a relacionar canciones que, por pura inspiración (más o menos reconocida), homenaje, criptoamnesia o copia, se parecen más de lo normal. Pero sois vosotros los que debéis juzgar qué son en cada caso.
‘Come as you are’ vs. ‘Eighties’ vs. ‘Life goes’
‘Black dog’ vs. ‘Oh well’
‘Town called malice’ vs. ‘You can’t hurry love’
En cualquier caso, no nos obsesionemos. Hay millones y millones de canciones en el mundo, plagios descarados y parecidos razonables, casualidades y adaptaciones a estilos diferentes. ¡Lo importante es ser honrados haciendo lo que nos gusta!